Si queremos que nuestros hijos tengan un pensamiento crítico, debemos enseñarles a observar, hacer preguntas y a razonar, para que así aprendan a tomar decisiones de un modo autónomo y construyan una personalidad independiente.
Que la curiosidad del niño se siga manteniendo debería ser una prioridad. Como padres y educadores debemos fomentar su pensamiento creativo y la producción de ideas originales. Al menos esto es lo que intentan cada vez más muchos profesores en distintas partes de mundo: combinar estilos tradicionales de enseñanza con técnicas de aprendizaje creativas. Y esto implica enseñar a través de la colaboración, y no tanto por medio de la instrucción.
¿Qué beneficios tiene este tipo de enseñanza para los niños?
- Mejora su habilidad de pensar y solucionar problemas con mayor rapidez y eficiencia.
- Aprenden a presentar ideas originales y propuestas diferentes.
- Aprenden a explicarse mejor y a evaluar sus argumentos.
- Ayuda a los pequeños a hacer un seguimiento de su progreso y eleva su autoestima.
- Valoran el aprender como un proceso importante y uno que no acaba en el aula, sino que sigue existiendo en la vida diaria.
- Mejora la habilidad de expresar sus ideas.
- Mejora su rendimiento.
- Despierta aún más su curiosidad, algo fundamental para que sigan interesados en aprender.